16/5/09

Declaración de intenciones




No recordaré la tarde del 14 de mayo como la de la Puerta Grande de Castella, no hay comparación entre la primera actuación que le abrió la gloria en las Ventas y la de anteayer.

El jueves se alinearon los planetas para que esa tarde de cartelón soplara un malintencionado viento y los animales salieran despistados, mansos, rebeldes que no hacen caso.

Lo que pude ver en la octava de la feria fue toda una declaración de intenciones por parte del maestro galo, una exposición en toda regla de la voluntad de dejarse la piel en las condiciones más adversas, no sólo luchó contra embestidas irregulares de un toro que cada dos por tres le levantaba la cabeza buscando una salida, supo mantener la atención de las bestias, escurrió su profesionalidad y su arte hasta que no quedó más que sacar a los animales.

Aquellas faenas fueron un grito de atención al público venteño de las ganas de mantenerse figura, de ser más que eso, de ir más allá y ser torero en cualquier condición, una llamada a los ojos de los asistentes. Este chico no se raja, no le abandona la pasión que siente por el toreo aún cuando las condiciones no son las más óptimas para una tarde histórica, y no dejará pasar una oportunidad de hacer bien, muy bien, las cosas por muy difícil que se le ponga la tarde.

Recordaré este 14 de mayo como la tarde en la que más claramente se vio la buena voluntad de un auténtico torero, no importa cómo le salgan los animales, ni si llueve, ni si hace viento, lo que importa son las ganas que le echa, lo que importa es que no se conforma con un sobresaliente, el francés quiere romper los esquemas y crear nota más allá de la matrícula.

Enhorabuena, maestro, por demostrarnos que es torero por las buenas y en las malas, enhorabuena por la puerta grande.

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