11/1/09

El poder de la sugestión

El efecto contagio en las plazas, está muy ligado al estado de ánimo del público, siendo este aprovechado por muchos toreros, que logran de ese modo éxitos injustificados. Por el contrario, existen otros diestros que solo son consiguen estas reacciones en masa cuando se “salen”, es decir, cuando están esplendidos, arrastrando al público pase a pase, para en un contagio lento, obtener al final el reconocimiento del mismo.

Entre el torero populista y los otros existe grandes diferencias, pero el resultado final es que unos arrastran masas y los otros están destinados a un público más selecto.
Prefiero a estos últimos, caracterizados por ser capaces de dejar en casi todas sus faenas un buen sabor de boca, trabajado el éxito a base de técnica, inteligencia y valor. Entre ese tipo de toreros brilla sobremanera, Sebastián Castella.

Sebastián Castella es un torero ya muy definido, con un estilo propio que marca tendencia. Aúna en sus faenas una gran técnica, que oculta en ocasiones el verdadero peligro de las mismas.
Indiscutiblemente Castella ocupa un sitio en el ruedo destinado solo para los elegidos, pero lo que más llama la atención es que lo hace sin aspavientos, de forma natural, transformando lo complejo en una sencillez inaudita: la difícil facilidad
Otros toreros, aun siendo capaces de ocupar esos lugares, lo logran de una forma más forzada, más tensa me atrevería decir y aun no restándoles ni un ápice de mérito, si me permito opinar que no alcanzan esa armonía, esa que tantas veces Sebastián es capaz de regalar.

Sebastián Castella podrá gustar o no gustar. La variedad de formas y estilos enriquece el arte de torear, pero al menos, en cuanto a pureza de ejecución, todos los aficionados deberíamos coincidir en que este torero porta ese don.


0 comentarios: