4/10/09

De castellista a castellista

Tres puerta grandes ya dicen mucho…

En cuanto a ayer, no tengo palabras, tardé en mandarte el mensaje para decirte lo de las orejas. Le alababan por la faena que hizo en San Isidro, pero la de ayer fue...

Ayer toreó de dos maneras, en el primero con un toreo que solo los maestros saben hacer, no se oía ni las moscas, hasta las palomas que se plantaban en el ruedo se quedaban mirando...
Tenia sentado delante a un morantista y al dar esos naturales tan limpios se echaba las manos a la cabeza, al final de la corrida terminó dándome la razón y sin rechistar....

Y el segundo, cosecha propia, unos arrimones que cortaban la respiración, sobre todo el último, que el toro le acariciaba la pierna con el cuerno. Lástima la espada, madre!, si las estocadas se pudieran guardar para estos casos!. De las dos faenas, me quedo con la primera.

Pero lo más impresionante, fue el público. Escuchar esos ¡olés¡ que hacían eco, la gente de pie aplaudiendo sin haber terminado ni siquiera la tanda, esos gritos de ¡torero! que se oían desde dentro cuando salía por la Puerta grande... en fin, que más te voy a contar.

Son momentos que se te quedan grabados y yo salí de la plaza contentísima y orgullosa, pero por él, por ver el momento tan bueno que atraviesa y ver, que hasta el mismo tiene otro semblante de cara, de tranquilidad, de saber que lo esta haciendo bien.

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