Francis Wolff en su obra Filosofia de las corridas de toros reseña los que podrían ser los mandamientos para ser torero, no como reglas para torear bien a los toros, sino como máximas elementales para llegar a ser torero:
Primero: “Serás torero, es decir,que ante todo actuarás siempre y absolutamente conforme a tu oficio”.
Segundo: “Harás siempre y en la medida de lo posible lo que resulta imposible a cuaquier otro”
Tercero: “Pondrás tu ser torero por encima de tu propio ser"
Cuarto: “Serás tal como te muestres”
Quinto: “Lidiarás a tu adversario sea cual fuere y sin preocuparte de ti mismo: de tus sentimientos, tu sufrimiento, tu integridad física”
Sexto: "Matarás a tu adversario, ocurra lo que ocurra y cueste lo que cueste”
Séptimo: “Serás siempre dueño de tu adversario, de la adversidad, de ti mismo, es decir, de tus gestos, tus reacciones, tus emociones”
Octavo : “Engañarás a tu adversario sin mentirle”
Noveno: ”Disimularás a tus espectadores lo que pienses sin engañarles sobre lo que haces”
Décimo:” Expondrás enteramente tu cuerpo al espectador igual que al adversario"
Dice Wolf que cuando algún torero ha respetado todas esas reglas es cuando el público muestra su admiración gritando: ¡torero! ¡torero! y llama la atención sobre el hecho de que en esta ética se identifica al torero con su función: el ideal del torero lleva el mimo nombre que su función real.
Para este autor los oficios del torero consisten 1) lidiar los toros, es decir 2) afrontar en público una animal naturalmente peligroso a fin de 3) dominarlo, es decir obligarlo a actuar en contra de su naturaleza y 4) de matarlo de forma leal.
Dando por supuesto ese oficio, las virtudes enumeradas configuran un ideal con el que, dice Wolff, los toreros se miden.
Y se miden en soledad, sin que nosotros aficionados o público tengamos ninguna intervención. Distinto es que, ya en la plaza, nuestra personal valoración del torero, su actitud y faena hagan que, sin ser tan analíticos pero percibiendo esa ética, gritemos: ¡torero! ¡torero! como tantas veces en esta temporada ha escuchado en las plazas Sebastián Castella.
11/10/09
Sebastián Castella. La ética de ser torero
Etiquetas:
Artículo de opinión,
Sebastián Castella
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