16/10/09

Suma y sigue: ahora, la temporada americana


Repasando la contundencia de las temporadas española y francesa de Sebastián Castella, a su peña nos resulta muy gratificante comprobar las muchas ocasiones en las que alguno de nosotros hemos estado presentes en sus actuaciones: las dos puertas grandes en Madrid, sus dos tardes en Sevilla, en Valencia, Talavera, Plasencia, Vitoria, Bilbao, Salamanca, Colmenar Viejo… este año, Francia no pudo ser como la temporada pasada, pero ya veremos el próximo año.

Ahora, que está a punto de empezar la temporada americana para Sebastián, sus peñistas estaremos atentos a toda la información que nos faciliten los medios y cuando alguna de sus tardes sea retransmitida por radio, no nos importa la hora, ahí estaremos como en otras ocasiones, escuchando e imaginando los pases y faenas que los comentaristas americanos nos relaten.

Qué diferentes estas temporadas americanas de las de hace muchos años, en las que los toreros y sus cuadrillas realizaban el viaje en barco y se tardaba varios días en llegar al punto de destino, no como ahora, en avión, que son unas horas. Sin móviles, sin internet que facilitara la comunicación, aquellos hombres sufrían tal desarraigo en sus vidas y costumbres que algunos, como los subalternos de Juan Belmonte, conservaran en sus relojes durante toda la temporada, la hora de Sevilla, de su Triana, que seguía marcando su vida y su nostalgia.
Los toreros sentían la “obligación" de seguir las tradiciones, como Belmonte en su primer viaje a Mexico, que se trajo como otros toreros habían hecho antes que él, no uno, sino varios loros que viajaron en la bodega del barco con pasaje a precio de oro. Loros, que una vez en Sevilla, para decepción suya y de los amigos a los que se los regaló, no dijeron ni una sola palabra.
Como me gustaría conocer la historia de un bastón que un aficionado tiró al ruedo como regalo a Manolete y que hoy se dice que forma parte de la colección de bastones de Antonio Gala.
Costumbres distintas, ya en tiempos mas recientes, que provocan situaciones equívocas, como cuando Jose Luis Palomar rechazó un ramo de flores en Venezuela, diciendo que a él solo le gustaban las mujeres, ignorando que era tradición que dentro del ramo estuviera el talón con los honorarios.

Miles de anécdotas, andanzas y a veces peligros, que nuestros toreros conservan como recuerdos de sus temporadas en América, porque en definitiva, los grandes toreros tienen una vida mas intensa que la de los mas fabulosos personajes literarios como le dijo en una ocasión García Márquez a Ortega Cano, según relata Luis Nieto y está claro que en esa intensidad contribuye, no poco, la experiencia de la temporada americana, que los grandes toreros no se pierden, es especial el maestro Sebastián Castella, gran triunfador de la temporada europea de este año, que la disfruta enormemente y que desde aquí su peña le deseamos que sea como el quiera que sea y un poquito más: ¡¡¡Suerte maestro!!!


    

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